jueves, 21 de noviembre de 2013

Orgullosa de ser de pueblo. De ser de Boadilla del Camino.

Hoy vengo a hablar de mi pueblo, porque sí, soy de pueblo, de uno muy pequeñito pero del que estoy muy orgullosa. No hay nada de malo con serlo, al contrario, aquellos que llaman pueblo a un municipio de 10000 habitantes o que odian el campo y creen que sólo hay bichos espero que tras esta entrada logre convencerlos de lo contrario, y que descubráis la magia del pueblo, concretamente del mio.

                                 Vista de la plaza de Boadilla desde el Campanario 

Nací y me críe en Tierra de Campos, y por estudiar Ciencias Políticas me vine a Madrid ya hace un año y pico. Mi pueblo se llama Boadilla del Camino, y está ubicado en la provincia de Palencia. Quizás no es muy conocido, pero para quien haya hecho el Camino de Santiago, tal vez si tenga algún grato recuerdo de él. A lo mejor apenas hay 100 habitantes reales viviendo, y en invierno dudo que lleguen a 70 (no puedo comprobarlo empíricamente) o tal vez cuando si me preguntan por mi pueblo respondo con un escueto "No hay nada" si, pero no por ello mi amor a mi pueblo es menor. Además no puedo dejar de mencionar, que ese nada no es del todo cierto. Tenemos una Iglesia preciosa de Santa María de la Asunción del siglo XVI y un Rollo de Justicia, de estilo Gótico.

                                Puesta de sol desde Boadilla

Puestas de sol tan bonitas aun no he alzado a verlas en Madrid, pero en Boadilla cualquier día de verano las puedes apreciar con tan solo mirar al cielo. Cosas tan sencillas como ir a hacer la compra, en un municipio tan pequeño dependes totalmente de un vehículo para ir a los pueblos de alrededor sí, pero tiene su encanto que todas las mañana a las 11 llegue la furgoneta que vende pan y se pasee por el pueblo tocando el claxón avisando a los convecinos. Rumores como que "en el pueblo todo dios te conoce" son verdad, y tienen sus pros y sus contras. Cuantas veces habré salido en pijama y zapatillas de andar en casa al pueblo, cuando en Madrid no sales ni al rellano. Das un paseo por cualquier calle y saludas, hasta a los peregrinos que están de paso, entras al metro en Madrid y sólo recibes miradas asesinas porque estas interrumpiendo su paso. La naturaleza, quizás sea una zona de secano no demasiado "bonita" pero mil veces esto, aunque no sea Galicia o Asturias, que el asfalto y contaminación de la gran ciudad, el ahogo de los automóviles o el no tener un momento pacificador ni en casa porque oyes a los vecinos de tu bloque.

                                                     Rollo de Justicia e Iglesia

Yo tengo 19 años, y por tanto siempre me decían lo de "¿Y no te aburres tu sola en tu pueblo?" Bueno, si el concepto de diversión es salir de fiesta si, es aburrido, en invierno, porque no cambio las verbenas de pueblo de verano ni por la mejor discoteca de toda  España, y si no lo habéis probado, os invito a asistir a las fiestas patronales que son el 13 de Junio ;)

Quizás si es verdad que a raíz de que te haces mayor, se te queda pequeño, aunque tengas a tus amigos que van en cada puente o vacaciones que pueden. Y no cambio pequeños placeres, que aunque suenen a "cosas de viejos" son lo mejor. Esas partidas de cartas en el bar, las cenas en la bodega, o interminables paseos a la acequia e incluso hasta el cementerio.
                                                        Mi Bodega

Pero si encima eres un niño, bueno, yo miro a los niños en Madrid jugando en parques, y me dan lástima. Tienes x metros cuadrados para correr y no te salgas que si no te atropellan por los cuatro costados. Sin embargo en un pueblo ya puedes ir por el medio de la carretera, que ves un coche cada "mil años". Esa libertad que coger la bici y corretear por donde quieras, si, sin casco, y no ocurre nada, ¡es un pueblo! No tienes que ir por el carril bici y sin salirte, sinceramente, me da asco ir en bicicleta en Madrid, no tengo libertad, ni caminos para recorrérmelos y explorar con mi "Mountain Bike", y un niño sin la experiencia de tener una simple bicicleta, me da mucha lástima. Si no te has caído de la bici y  la vecina de la otra punta del pueblo te ha curado antes de llevarte a casa, para que se te pasase la morriña porque sabías que en casa te iban a castigar por caerte de la bici.... O jugar al balón en medio de la plaza, por no hablar de esas noches de verano, en donde todos los niños y ya no tan niños se reúnen a jugar a algo ta trivial como el escondite, pienso en haber vivido mi infancia en Madrid y me dan ganas de huir. El invierno puede ser muy triste si, ¿pero el verano? Nunca imaginaría un verano lejos de mi pueblo.

Perdonadme si me pongo melancólica, o exagero con mi postura pro-pueblo pero es que pongo en una balanza la ciudad, y en otra el pueblo y no hay color. En Madrid ven una abeja y salen corriendo, claro como no hay campo, es casi imposible verlas, ¿quién huye en el pueblo de ellas? ¡Nadie! Y si te pica, te echas tierra húmeda rápidamente y punto.

Hablando de tierra, no puedo terminar mi entrada sin hablar de la huerta. Esas huertas de pueblo, de consumo propio que sinceramente, eso sí es comida. No hay ni punto de comparación en cuanto a sabor, calidad y saludabilidad. Quizás no hayan pasado un control de "seguridad" pero llevamos toda la vida comiendo los productos de la huerta recién salidos del campo, o los huevos recién cogidos de las gallinas, y seguimos vivos, seremos inmunes.

Podría continuar páginas y páginas hablando, y no me quedaría corta, quizás me pasé con mi pasión por el pueblo, y exageré un tanto, pero es lo que pasa cuando adoras tanto a un lugar, a su gente, sus cosas... Os invito a relatarme vuestro amor por vuestra gran ciudad, pero no conseguiréis que cambie de parecer.

     Boadilla del Camino al fondo

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